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Comercio justo en México, historia y desarrollo

Actualmente, existe un tendencia por parte de los compradores de conocer y entender de dónde vienen los productos que consumen, así mismo, de comprar a productores locales con la finalidad de propiciar la solidaridad y la igualdad dentro de las prácticas comerciales actuales.

En ese sentido, el Comercio Justo aparece como una alternativa que brinda gran transparencia y confianza, abriendo camino a las comunidades de productores locales en las cadenas de producción que antes sólo estaban disponibles para las grandes empresas nacionales y trasnacionales, a su vez, ampliando la gestión participativa en la toma de decisiones, lo que deriva en una mayor ética laboral.

Evidentemente, esto incentiva la integración de prácticas comerciales más justas que fomentan la horizontalidad y generan un equilibrio entre el bienestar social, comercial y medioambiental.

¿Cuál es la historia del Comercio Justo?

El Comercio Justo tiene sus orígenes entre los años 1940-1950 en Estados Unidos, cuando  algunas organizaciones pequeñas vendían productos artesanales realizados por comunidades del Sur, con el fin de luchar contra los bajos precios del mercado internacional, los altos márgenes y la dependencia de los intermediarios.

En 1958, surgió la primera tienda formal de Comercio Justo y, en paralelo, la ONG Oxfam en Reino Unido comenzó a vender artesanías fabricadas por refugiados chinos en sus propios locales.

Más adelante, en 1964, durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), los países del Sur, bajo el lema “Comercio, no ayuda”, solicitaron la aprobación de unas reglas comerciales más justas. Asimismo, organizaciones y particulares promovieron la creación de tiendas “UNCTAD”, que vendían productos del llamado “Tercer Mundo” en Europa, evitando los aranceles de entrada. 

Tres años más tarde, se creó la primera organización importadora de Comercio Justo en Holanda (Fair Trade Organisatie). Mientras que, en Europa durante 1969, se inauguró la primera “tienda del tercer mundo”, precedente para el establecimiento de una red de tiendas solidarias en varios países: Holanda, Alemania, Suiza, Austria, Francia, Suecia, Gran Bretaña y Bélgica. 

Un salto del Comercio Justo en la industria de la alimentación

Más adelante, en las décadas de los años sesentas y setentas, aparecieron organizaciones de productores de Comercio Justo en África, América Latina y Asia, extendiendo el desarrollo de dicha iniciativa, así como la incorporación de otros productos hasta los años ochenta.

El año 1973 fue clave, pues se empezó a distribuir el café, siendo el primer artículo de alimentación producido y comercializado por cooperativas agrícolas de Centroamérica. Esto significó un importante crecimiento del Comercio Justo ya que, adicionalmente, se empezaron a comercializar productos como el té, miel, azúcar, cacao, frutos secos y artesanías.

Para 1987, 11 importadoras europeas constituyeron la Asociación Europea de Comercio Justo (EFTA) y, dos años más tarde, se creó la Organización Mundial de Comercio Justo (hoy WFTO) que, actualmente agrupa a 400 organizaciones de todo el mundo.

Por su parte, Holanda lanzó la primera iniciativa de un sello de certificación de Comercio Justo denominado Max Havelaar, que surgió de manera conjunta entre la cooperativa indígena de café orgánico UCIRI de México y la Fundación Solidaridad de Holanda.

Dicha iniciativa dio la pauta para los sellos de TransFair en Alemania y Austria; los sellos Max – Havelar en Francia y Suiza; el sello Rättvisemärkt en Suecia y Fairtrade Foundation en Inglaterra, entre otros. Mismos que, posteriormente, se fusionaron y dieron entrada al sello Fairtrade.

El 4 de mayo de 2002 se celebró el Primer Mundial del Comercio Justo, mismo que, hoy en día, tiene lugar el segundo sábado de mayo de cada año. 

¿Y el Comercio Justo en México?

De acuerdo con la Coordinadora Mexicana de Pequeños Productores de Comercio Justo, en los años setenta llegó a México el sacerdote holandés Frans Vanderhoff y junto con él, la corriente tercermundista que se componía de pequeños productores del sur, quienes promovieron la idea de crear un mercado alternativo más amplio, colocando los productos de las organizaciones en las tiendas, esto es, el Comercio Justo certificado.

Debido a una severa caída en los precios del café y la liberalización del mercado del grano que dejó en bancarrota a los productores mexicanos, nació la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI).

En conjunto, Vanderhoff y la UCIRI, se coordinaron con otra asociación holandesa para crear un sistema innovador de mercado, reconocido a través de un sello de calidad que garantizaba el pago justo a los productores, mejor conocido como el Sello Max – Havelaar.

Con el primer grupo certificado como Comercio Justo Max-Havelaar, otras organizaciones fueron invitadas por UCIRI a formar parte de este nuevo tipo de mercado.

¿Por qué es importante la certificación en el Comercio Justo?

Con respecto a este tema, la Coordinadora Mexicana de Pequeños Productores de Comercio Justo menciona: “el crecimiento del mercado alternativo en su momento llegó a estancarse, a pesar de los grandes esfuerzos de los grupos de las iglesias y las ATOs (Alternative trading organization). Se ligó mucho el concepto de que si es comercio alternativo o solidario el producto es de mala calidad o es caridad. Con los sellos se buscó dar también la visión de ser un movimiento con productos de calidad producidos por productores organizados. Comercio Justo Sí, Caridad No”.

¿A quién beneficia el Comercio Justo?

El comercio justo en México tiene como finalidad ayudar a los productores locales a comercializar los productos de sus territorios, minimizando las desventajas ocasionadas por su situación económica, social y cultural, mejorando las condiciones laborales, liberándolos de la explotación, desigualdad y discriminación para que obtengan un ingreso digno y contribuyendo, también, a la construcción de un modelo comercial basado en el desarrollo sustentable.  

Sin mencionar que tiene una gran incidencia en el medioambiente, pues los productores llevan un manejo óptimo de sus territorios, protegiendo a todos los seres vivos que albergan y cuyo mantenimiento asegura, a su vez, la calidad del propio producto empaquetado y puesto a la venta.

En resumen, el Comercio Justo en México beneficia a productores, ecosistemas y a los compradores al basarse, principalmente, en la justicia social y el cuidado de la naturaleza.

Empresas de Comercio Justo en México

Hoy en día, el Comercio Justo es más que un sistema comercial solidario y alternativo, pues se ha transformado en un movimiento global. Asimismo, existen diversas asociaciones y redes internacionales que impulsan esta iniciativa.

En México, se han implementado algunas estrategias como las Tiendas de Comercio Justo, donde se venden artículos de pequeños productores y artesanos marginados de distintas partes del país (tales como café, cacao, té, azúcar, jugo de naranja, miel, plátano, entre otros), los cuales cuentan con el sello que avala su procedencia.

En Selvas y Solares, apoyamos a comunidades y cooperativas de la Península de Yucatán a comercializar los productos de sus territorios, como miel y carbón vegetal. Si te interesa impulsar el Comercio Justo en México y adquirir productos completamente artesanales, ¡visita nuestra página!

Enlazar a SUS – B4 – Los beneficios del desarrollo sustentable para pequeñas y grandes empresas (una vez publicado)

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