Las plataformas digitales se han convertido en excelentes medios de difusión en temas de salud y nutrición. Rutinas de ejercicios, consejos de alimentación y tips para el cuidado de la piel son algunas de las recomendaciones que los usuarios pueden encontrar en las redes sociales desde la comodidad de su dispositivo móvil.
El contenido está a nuestro alcance, pero entonces ¿por qué las estadísticas reportan datos negativos respecto al estado de nutrición en el mundo? De acuerdo con el último informe de seguridad alimentaria publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), una de cada tres personas no tiene un acceso adecuado a los alimentos.
Como consecuencia, las enfermedades crónicas como la obesidad y la anemia siguen en aumento. Se estima que el 29.9 por ciento de las mujeres de 15 a 49 años del mundo son afectadas por anemia, mientras que la obesidad adulta creció del 11.8 al 13.1 por ciento entre 2012 y 2016.
Las cifras demuestran que, pese a tener un gran flujo de información y contenidos a nuestro alcance, no es suficiente para evitar este tipo de padecimientos. En algunos casos más bien resulta confusa, orillándonos a elegir malos patrones de consumo, en lugar de adquirir productos de mayor calidad que beneficien directamente nuestra salud.
En el intento por adoptar mejores hábitos de consumo, la oferta de productos con las leyendas “natural” u “orgánico” abunda cada vez más en los supermercados. Es entonces cuando la confusión llega y para no tener una mala elección optamos por aquello que conocemos, sin conocer realmente su origen o procedencia.
¿Qué es un producto natural?
La definición de un producto natural no está oficialmente estipulada, pero puede reconocerse al provenir de un organismo vivo, como un mineral, planta, animal u otro, sin ser alterado por químicos o ingredientes ajenos a su naturaleza durante su procesamiento.
Para identificar qué es un producto natural basta con comprobar que se encuentra libre de aditivos, conservadores u organismos genéticamente modificados, como saborizantes y colorantes que alteran por completo el sabor o la frescura de los mismos.
Un ejemplo de ellos son la miel, los vegetales, las frutas, semillas y el huevo que, desde la obtención de la materia prima hasta su venta comercial, no son modificados por algún ingrediente químico.
Para identificarlos basta con echar un vistazo a su etiqueta, ya que por lo regular los productos naturales contienen pocos ingredientes, que se resumen al componente base del alimento.
Además, checa el registro sanitario colocado en el envase, una medida que garantiza la fabricación de ese producto bajo los estándares de las autoridades de salud. Otros aspectos físicos, como la textura, el color, y la consistencia pueden ayudar a saber si verdaderamente provienen de una fuente natural.
El ABC de un producto orgánico
Un producto orgánico es aquel que se produce, almacena y comercializa bajo condiciones reguladas, libres de químicos o fertilizantes que intervengan en la composición original del alimento u otros.
A simple vista pareciera lo mismo que un producto natural, pero la diferencia reside en que un producto orgánico cuenta con una certificación o sello que valida las prácticas utilizadas durante su elaboración. Este es otorgado por las instancias de salud federales bajo las normas establecidas en la Ley de productos orgánicos.
Además de estar libre de químicos y aditivos, los productos orgánicos se generan en entornos sostenibles que cuidan el medio ambiente y vigilan la conservación de los ecosistemas.
3 Diferencias entre un producto orgánico y uno natural
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- Los productos orgánicos cuentan con una certificación que permite su libre distribución, mientras que los productos naturales pueden estar libres de etiquetas al provenir de entornos locales o rurales con difícil acceso a estos sellos.
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- Los productos naturales son más accesibles respecto a los orgánicos. Actualmente existe una gran variedad de marcas que tan sólo por llevar esta leyenda en sus etiquetas elevan considerablemente el costo de sus productos.
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- Los productos naturales son de fácil acceso a la población porque pueden encontrarse fácilmente en los supermercados o mercados locales. Mientras que los productos orgánicos suelen estar disponibles en tiendas de conveniencia especializadas.
Uno de los grandes beneficios que ambos comparten es su calidad nutrimental, al tratar de mantener su composición original desde la obtención de la materia prima.
Consume productos de origen natural
Para garantizar el consumo de productos naturales te recomendamos hacerlo a través de cooperativas campesinas mexicanas, quienes utilizan la riqueza natural de su entorno para el beneficio económico local, mediante prácticas sostenibles.
En Selvas y Solares ponemos a tu disposición diversos productos naturales como miel de abeja melipona, huevo libre de pastoreo y carbón vegetal.
Nuestra iniciativa está conformada por campesinos de la Península de Yucatán, con el objetivo de promover una producción sostenible para la preservación de las selvas de las que se obtienen los recursos.
Al ser consciente del origen de los alimentos que consumes diariamente transformas tu cuerpo y tu entorno, además de beneficiar tu bolsillo. Conoce nuestra oferta de productos naturales aquí.